Es una obra grande. Se podría hasta usar la palabra «monumental» si se toma en cuenta lo que busca y lo que aparece en papel. Porque se trata de todos los elencos artísticos que forman parte de la Fundación Teatro Nacional Sucre, así como de invitados que, en el caso de los bailarines, fueron seleccionados por convocatoria pública.
Serán más de 100 personas en escena. Y otros tantos más en el equipo de producción que integran lo que serán las funciones de La Cantata «1822, la batalla que no termina», este 24 y 25 de mayo en la Plaza de San Francisco, a las 19:00.
La obra está basada en una investigación de María Antonieta Vásquez. Ella rescató a protagonistas invicibilizados de lo que fue la Batalla del Pichincha, especialmente mujeres. Al mismo tiempo, se hace eco de una serie de hechos poco conocidos y que fueron relevantes para que Ecuador se librara de la corona española.
De acuerdo a la información hecha pública por la Fundación, «la obra comienza evocando los eventos históricos de 1809, que marcan el inicio del proceso independentista de Quito, y concluye con una representación de la Batalla del Pichincha de 1822. Con recursos líricos tomados de la poesía popular, se cuenta la historia a partir de la gente común, lavanderas, pregoneros, y toda la comunidad que participó como sujeto histórico, pero que la historia oficial ha relegado a un segundo plano».
Para Jossy Cáceres, la directora general de la Cantanta, recuperar a estas mujeres que fueron invisibilizadas es una responsabilidad:
«La historia se encargó de ponerlas como figuras secundarias. Sin embargo, si en 1822 no hubiera existido esa figura femenina, maternal y solidaria, no se hubiera dado esta Batalla de Pichincha. Es una responsabilidad para nosotros darle voz a quienes estaban ahí, esos pilares de una transformación que sigue vigente, que no acaba. Creo que las luchas, desde otras perspectivas, están permanentemente dando vueltas en nuestra sociedad y país y las preguntas de entonces continúan».
El equipo
Con una estética que recae sobre lo popular andino y costeño —con versos rimados y décimas—, la Cantata «1822, la batalla que no termina» estará entre el canto y la declamación.
En las funciones intervendrán la Orquesta de Instrumentos Andinos, la Banda Sinfónica Metropolitana y el Ensamble de Guitarras de Quito. En la parte vocal estarán el Coro Mixto Ciudad de Quito, Coro Juvenil y la Escuela Lírica.
Esto sin contar con los 18 bailarines en escena, comandados por Carolina Vásconez.
La obra tiene en el gran Arístides Vargas la responsabilidad de la dramaturgia y la puesta en escena. En el rubro de música original, el creador es Jorge Oviedo, mientras que la dirección musical está a cargo de Felipe Luzuriaga.
La dirección de producción corre por cuenta de Stalin Lucero y la dirección técnica es de Ramiro Murillo. El punto de encuentro para ver esta obra es la Plaza de San Francisco, en el Centro Histórico, no hay que olvidarlo. Las dos funciones son gratuitas.