Sí, “Black summer” es un abrebocas para lo que se viene. Pero no debe ser considerado como el único. Con la certeza de que la nueva música de la banda con John Frusciante a punto de salir, no es mala idea recorrer los cinco discos que ha grabado ya con los Red Hot Chili Peppers y rescatar 10 de las mejores canciones que han grabado en conjunto. En orden de aparición, desde luego:
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Pretty Little Ditty (en “Mother’s Milk”, de 1989)
Si algo aportó Frusciante cuando entró a la banda —luego de la muerte del guitarrista Hillel Slovak por sobredosis, en 1988— fue un sentido ecléctico, que se traducía en la posibilidad de que la banda hiciera más y más cosas. Y no es que no estuvieran en ese camino antes —solo basta escuchar “Behind the sun”, del disco “The Uplift Mofo Party Plan”, de 1987—, pero con él se abrieron a nuevas posibilidades sonoras y con “Pretty Little Ditty” queda la prueba.
Frusciante, recién con 20 años, lleva a las sesiones de grabación un tema instrumental, que termina de desarrollar con Flea. Los dos juntos en un track que parece mezclar algo propio de The Who con cierta impulsividad del funk y un sentido de R&B que lo eleva todo. Casi como si fuera una pieza ensamblada con partes distintas, que juntas son impecables. Lo verdaderamente mágico es que Flea aparece como el gran trompetista que es, con una clara influencia del jazz con el que creció.
En 1999, la banda Crazy Town sampleó un fragmento de la esta canción para su éxito “Butterfly”.
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“Suck my kiss” (en “Blood, Sugar, Sex, Magik”, de 1991)
Ya para este momento Frusciante estaba más que conectado con el grupo. Era, igualmente, un momento de tensión. Su caída en la heroína sería dura y vendría con furia, lo que incluiría su salida del grupo en 1992. En esta canción, con una fuerza rock y funk, la sensualidad es posible como consecuencia del afecto, de la cercanía con la persona deseada y querida.
¿Qué es lo que resalta de aquí? El uso de los silencios y los cortes de la banda, justo antes del coro; así como el solo de guitarra de Frusciante. El rock también divierte.
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“Breaking the girl” (en “Blood, Sugar, Sex, Magik”, de 1991)
Una canción fabulosa, en un tiempo de 6/8, con un sonido acústico de entrada y un melotrón con sonidos de flautas. Kiedis canta sobre la ruptura amorosa de una pareja y todo lo que él no tiene como cantante, lo tiene como letrista. Es más, Anthony Kiedis conoce las palabras, las busca, encuentra aquellas especiales, que sirven para lo que quiere decir. Y aquí, para referirse al hombre que no puede dejarse de lado y se siente por encima de todo en una relación, busca la rima y la palabra perfecta: “Think you’re so clever / but now you must sever / You’re breaking the girl”.
La parte del medio, con ese arreglo de instrumentos de percusión, es simplemente maravillosa. Frusciante ya empieza a poner su voz suave y dulce, así como ese falsete fabuloso, al servicio de los Chili Peppers. Nota: quien sale en el vídeo no es Frusciante, quien para entonces ya estaba fuera de la banda. Aparece en su lugar el guitarrista Arik Marshall.
Nota 2: Se dice que River Phoenix aparece en este vídeo, pero eso no se ha podido confirmar nunca.
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“Fat dance” (en las sesiones de “Californication”, de 1999)
No está oficialmente en ningún disco, aunque se la puede encontrar en Spotify en la versión deluxe del álbum “Californication”, con el que Frusciante regresaba a la banda, desintoxicado y con otras ideas en su cabeza. Y aquí, todo está en su lugar. Una canción divertida, con Flea y Chad Smith acertando en la parte rítmica y Frusciante siendo el genio de la Fender Stratocaster, llevando esa armonía perfecta con sus intervenciones, como si fuese el mejor guitarrista para tocar funk.
Kiedis canta como solo él lo sabe hacer, haciendo que las sílabas sean ritmo y agiten todo. Canción compuesta por varias partes, y todas funcionan a la perfección al estar juntas. El solo de guitarra está grabado al revés y recuerda a lo que Frusciante hizo en “Give it away”.
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“Scar Tissue” (en “Californication”, de 1999)
John Frusciante es otro tipo de guitarrista a su retorno a los Chili Peppers. Se ha interesado en otras cosas, en Jimi Hendrix como punto de partida, en conseguir un particular sonido de la guitarra, limpio, casi sin efectos. La canción arranca con él, con un riff suave y melancólico. Lo que se viene no es festivo. En el coro, cuando Kiedis repite que comparte una triste vista que tiene ante él con los pájaros, John recurre a acordes abiertos, los simples, para llenar y crear algo más sencillo. Los solos de guitarra son con slide, como si fuesen un lamento. Hay algo oscuro aquí, o lo que viene luego de lo oscuro.
La canción habla sobre lo que sucede después de lo cruento, ya sea de la adicción o del dolor generado por otros. Hay cicatrices que se esperan, que se sostienen, que se sobrellevan. Los Peppers nunca fueron tan vulnerables.
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“Purple stain” (en “Californication”, de 1999)
Nuevamente el funk, porque el funk no se pierde, solo se transforma. Si bien el regreso de Frusciante a fines del siglo pasado marca un cambio de dirección, el aire antiguo no se abandona. Él se encarga de la guitarra y del falseto en el puente, en una canción con un groove particular y con un riff tan sencillo de seguir antes del coro, que solo hay que dejarse llevar.
“Purple stain” la mueve en varias direcciones y tiene un cierre que deja en claro por qué Chad Smith es el gran baterista que es.
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“Dosed” (en “By the way”, de 2002)
Flea y Frusciante tocan las varias guitarras que hay en esta canción que se convierte en un tributo a Hillel Slovak, a su muerte, y a la intensa necesidad de dejar las drogas. Una mezcla de sensaciones que se revelan tanto en la letra como en la hermosa melodía del coro, en el que tanto Kiedis como Frusciante armonizan sobre esa persona que ha muerto y que se ama —Slovak— y sobre esa mujer a la que se deja ir —definitivamente la droga—.
Es probablemente una de las canciones más hermosas de todo el catálogo de los Chili Peppers y esto tiene mucho que ver con el trabajo en voces que hace Frusciante, que para esta altura era ya providencial.
En realidad, se podría decir que todo el disco “By the way” es el resultado de la influencia y el control que ejercía creativamente Frusciante en el grupo.
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Universally speaking (en “By the way”, de 2002)
Una canción que se siente como una revelación superior, como si hablara del amor, como si todo fuera posible. Hay un aire positivo, de resolución, de pasión. Kiedis es absolutamente críptico con la letra –como casi siempre—, pero la posibilidad de un lenguaje universal y de que las ondas de amor de alguien flotan, dan la idea.
No es la canción más compleja de su catálogo y eso la hace más valiosa. Frusciante agrega una segunda voz impresionante, así como un solo de guitarra que parece tocado por George Harrison, lo que le da otro matiz a lo que se ha venido escuchando.
Hay una celebración cada vez que se pone “play” a esta canción.
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“Hump de Bump” (en “Stadium Arcadium”, de 2006)
Pese a estar en el último disco con Frusciante –hasta el momento–, “Hump de Bump” parece haber viajado en el tiempo y ser parte de los primeros dos discos de los Chili Peppers, cuando él no era parte del grupo. Una idea que partió de Flea y que el grupo lleva a un nivel increíble, sobre todo en el coro, cuando el bajista agarra la trompeta y le da ese toque jazz que la hace imposible de olvidar.
Hay un video que hicieron para el tema y en él se ve a un John Frusciante divertido, quizás como pocas veces se lo ha podido ver en un video. Una de esas últimas veces que él parecía disfrutar ser una estrella de rock, antes de que llegara nuevamente la abulia y la necesidad de hacer algo nuevo o distinto.
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“Desecration Smile” (en “Stadium Arcadium”, de 2006)
Una guitarra acústica es lo que mueve todo en esta canción que carga sobre sí una sensación de pesadez, de abandono. Ya sea por lo acordes o por la melodía de Kiedis, en la que suena dulce y desesperanzado. John Frusciante hace una voz aguda y rescata su amor por los Beach Boys y las voces superpuestas. En el coro de la canción estamos ante una de esas explosiones creadas para ser cantadas en un estadio, a viva voz. Casi como si se tratara de algo ensamblado para ser un éxito.
Ese es el tema con la sinergia interna de la banda con Frusciante: saber dónde va cada cosa y hacer canciones que puedan ser gustada por muchas personas. No es que con Josh Klinghoffer —el guitarrista que lo reemplazó y que estuvo una década con el grupo— hubieran perdido eso, pero sí que se extrañaba cómo con una aproximación sencilla se podía hacer música buena, que muchos podrían apreciar. Quizás Frusciante sabe algo que los demás no conocen. Quizás.
Bonus Track: «Havana Affair» y «I get around»
Dos covers que tienen que ir en esta lista. El primero tiene la marca de The Ramones, con otro beat y otra perspectiva. El resultado no se puede creer.
El segundo, pues los Red Hot Chili Peppers versionan a The Beach Boys como si fuese lo más fácil del mundo y dan en el blanco.