Texto: Eduardo Varas C.
Tanya Sánchez tenía muy clara la idea de lo que quería hacer con las canciones que había creado. Tanto que en las sesiones de trabajo junto a Grecia Albán —productora del proyecto— y Darcila Aguirre —arreglista—, no dejaba de repetirles una frase que, fuera de contexto, no tendría sentido, pero que ayudaba a definir todo: «Proyecto para niños, pero no es tan infantil».
¿Por qué esto? Porque La Wirakchura se trata de hacer música, una que mezcle cumbia y lo andino, y que sea capaz de alterar un sentido que existe sobre la música que se hace para niños y niñas. «Todo es muy colorido, alto y estridente», dice la mentalizadora del proyecto. Para ella, hay ocasiones en que la música infantil subestima la inteligencia de los niños. «Yo soy mamá y me toca fajarme la música que les gusta a mis hijos escuchar por horas en el carro y quise hacer algo que también desafíe al adulto», agrega.
La actriz y gestora, que ha estado dedicada a lo que considera su proyecto de vida, en una mezcla de teatro y circo, a través de su carpa «La insensata», está detrás de la idea. Una en la que el nombre surge de un pájaro nativo del bosque andino, el wirakchuro, que sale entre los meses de febrero y marzo y que tiene un canto característico: «parece que hablara», dice Sánchez. Y bajo esta imagen que remite a la naturaleza que no puede dejar de manifestarse y de «decir cosas», aparece La Wirackchura.
Dos canciones para empezar
La naturaleza es el punto de partida y luego trabajar con un ensamble musical de mujeres, para que toquen los instrumentos. Algo que Sánchez y Albán casi cumplieron en la totalidad, ya que no encontraron mujeres para hacer las percusiones y el acordeón.
Las composiciones —«Corre, caballo dorado» y «La Wirakchura»— son de Sánchez, quien también habla de un terreno espiritual para referirse a su creación:
«Hace muchos años me estoy dedicando a crecer en el mundo de la música, desde mi faceta como actriz. Toco varios instrumentos, a través del teatro. También tengo una faceta de mi vida ligada al mundo espiritual. Trabajo con plantas maestras y hago rituales de búsqueda de visión, que es cuando vamos a la montaña a hacer ayunos. En este contexto ritual, nosotros cantamos mucho alrededor de un fuego (…) Estos dos temas que hemos trabajado, son temas que me llegaron en mis momentos de búsqueda de visión».
Sánchez hizo maquetas que luego fueron la base para los arreglos que hizo Darcila Aguirre y la producción que realizó Albán. Luego de ganar uno de los fondos del Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación —IFCI—, el resultado son estas dos canciones que salen al público este 4 de junio.
Junto, eso sí, a un video musical de animación que acompaña al tema «Corre, caballo dorado», del que Sánchez habla con emoción: «La canción exalta la fuerza del espíritu, el caballo dorado es el corazón, esa fuerza que late, que tenemos los humanos de seguir, reponernos y avanzar».
La Wirackchura es un proyecto que busca también presentarse en vivo y en estos momentos se encuentra en la preparación de la orquesta que estaría en escena. Cuando esto quede definido, harán los avisos correspondientes.
Mientras tanto, aquí están las canciones. Esas que surgen de la inspiración y fascinación que generan los Andes en la creadora. En ritmo de cumbia, porque, según ella, es el ritmo universal. Ese que puede ser disfrutado por toda la gente, sin importar edades o lugares de procedencia. Con una clara conciencia de lo que busca: «Para los niños hay muchos contenidos musicales, pero pocas que conecten con nuestras raíces. Y me pareció que la cumbia podría mezclar este espíritu festivo y cirquero, que es mi onda. Pero que tenga toda esa raíz andina, que es parte de toda mi creación artística«.
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