Texto: Eduardo Varas C.
Si a esta altura del partido no sabes lo que pasó el jueves 3 de marzo con el vídeo de la BZRP Music Sessions #49, es que quizás vives debajo de una piedra, en el fondo del mar. El productor argentino Bizzarap lanzó su colaboración con el puertorriqueño Residente, un tema de más de ocho minutos, en el que, sin nombrarlo, el ex Calle 13 destroza —ese es el verbo— al colombiano J. Balvin.
De manera directa, y hasta como figura representativa de una parte de la industria musical que responde a una estructura de negocio.
Y claro, esto ha sido material de todas las notas posibles de medios. En inglés y en español. Sí, hasta medios especializados en música, como Billboard, se hicieron eco. Y hasta el momento, un poco más de 24 horas después de haber lanzado el tema y el video, este tiene 27 millones de reproducciones en YouTube.
Que es un «beef» que viene del año pasado. Surge por los premios Grammy, porque Balvin quería boicotear la ceremonia e hizo público el pedido de que los artistas de género urbano no asistan. Que Residente salió a criticarlo y que comparó su música con un hot dog. Balvin agarró eso para hacer camisetas con hot dogs. Que…
Sí, hay explicaciones y razones para esto que, en la práctica, es parte de la cultura de la música urbana. Estos enfrentamientos entre artistas, estas tiraderas, para mostrar sus capacidades en la rima y decir cosas. No hay nada nuevo. La novedad es el contexto, de seguro.
La fuerza de la palabra
Residente es una máquina para rimar y para lanzar discursos. Encuentra las rimas precisas y hasta ridículas, las vuelve funcionales, incluso cuando rompe el beat y altera el verso. Sabe cómo hacerlo, y desde que inició su carrera, hace dos décadas, no ha dejado de demostrarlo.
Se trata de una cabeza rápida, que lanza referencias constantes en las letras, que se pueden escapar por la velocidad con las que las dice. Es un tipo que incluso puede ser también autorreferencial y hablar de su carrera y de sus canciones en nuevos lanzamientos. René Pérez Joglar lleva un par de años en un proceso de introspección y de hacer música mucho más interesante. Con los años, Residente está llevando su lado creativo a otro espacio. Puede ser el tipo que sigue jodiendo, pero hay algo más.
Y no se trata solo de hablar de esa joya llamada «René», en la que no tiene empacho de hablar sobre su depresión.
Se trata de crecer y de hacer algo más. Residente no se lanza contra la industria, la usa. Y, en este momento, si bien lo que llama la atención de todo el mundo es la forma en que deja a Balvin, hay algo más. No es solo la ira, es eso que queda después de la bronca. En ese rubro hay mucho por desentrañar.
Después de la música
La canción va a desaparecer. Será un recuerdo, o una colección de videos de gente de todo el mundo reaccionando a esta canción, con gritos a lo Ibai Llanos. Todo está condenado a eso, a sobrevivir en estas circunstancias, a perder trascendencia, a ser recuerdo. Pero, mientras llega ese momento, Residente habla de la sociedad en la que estamos.
De la música que consumimos y que nos consume. Sonidos que son exitosos, construidos solo para tener éxito. De 20 y tantas personas componiendo una sola canción, hecha para convertirse en el último «trend» en TikTok. ¿Es eso malo? Residente dice que sí, y lo dice en la canción porque esto se ha convertido en la única posibilidad de la música. Y ese es el problema.
Después que pase la canción, que tiene una producción impecable y una batería propia del hip-hop —que debe ser la base para el performance agresivo de Residente, en ciertas partes—, queda solo hacernos preguntas. ¿Esto fue una curiosidad más, un video viral más, insignificante? Lo es. Pero hay más. Quizás valdría cuestionar la relación que tenemos con el arte, con la creación, en este caso, de canciones populares. Qué dice eso de nosotros.
¿Hay que dejar de escuchar a Balvin? No, pero sí entender lo que es y lo que representa. Se trata no de consumir mejor música —porque en eso se entraría en subjetividades—, sino de saber lo que se consume y por qué lo hacemos. Residente no está matando a Balvin, solo pide que no seamos tan ingenuos.
Eso es lo que queda luego de todo el relajo.