Texto: Obed Avila Ch’akun
Siempre he tenido la sensación de que detrás de la música se esconde algo muy peligroso. Como una serpiente venenosa cuya piel se confunde con el color de la tierra o las ramas. Y basta con leer las siguientes palabras de Hendrix para confirmarlo: «puedes hipnotizar a la gente con la música y, cuando los tengas en su punto más débil, puedes predicar a sus subconscientes lo que deseas decirles».
La música predica algo. Su mensaje, como afirmaba el bueno de Jimi, cala en lo más profundo de nuestros subconscientes. De ahí que, a mi modo de ver las cosas, ser selectivos con lo que escuchamos no sea descabellado, sino un acto de responsabilidad con nosotros mismos. Pero «cada uno cada uno», como decía mi abuela.
Laguna Pai (2008) es una de esas bandas conscientes de la potencialidad espiritual de la música y su capacidad para predicar mensajes. Esa es la razón por la que sus canciones –ingeniosas fusiones de reggae, rock e instrumentos andinos y tropicales– son alusiones constantes a temas como la conservación ambiental, la justicia social y la búsqueda de una espiritualidad propia.
Este texto pretende ser un acercamiento a su más reciente publicación: Eterno.
“Eterno” es el sexto trabajo musical de la banda oriunda de Perú. Está compuesto por cinco canciones (“La ficción”, “Aroma de café”, “Paso a paso”, “Normal” y “Corona”) y tiene una duración de apenas ¡24 minutos! Las letras y la guitarra rítmica del disco están a cargo de Mariano Palacios, Salo Langberg se ocupa de la guitarra principal, Telmo Jáuregui del bajo, Will Willierius (Willowman) de la batería, Robert Merath de los teclados y sintetizadores, y en los coros suena la dulce voz de Gabriela Bonifaz.
Lo que se queda “Eterno”
Ahora bien, ya desde la portada del disco se sugiere la idea de un camino. “Eterno”, entonces, puede ser visto como un andar en busca de una forma distinta de ser y percibir las cosas, a la manera de un viaje iniciático. Y pareciera ser que ese encuentro es posible gracias a la sabiduría de la naturaleza: «voy caminando a las montañas viejas/ para aprender un poco más/ Paso a paso por quebradas peñas/ me acerco a la verdad/ Y mientas subo el aire limpia mis venas/ y alimenta mi alma».
No obstante, el acercamiento a la naturaleza implica un mirada crítica hacia las lógicas de vida de la sociedad. Vistos desde la altura de la montaña o la soledad del desierto, elementos propios de la sociedad contemporánea, como la mercantilización de la vida humana o el desmesurado afán de homogeneización de las subjetividades, son absurdos. Y más: se constituyen en entes aniquiladores de la vida: «me doy cuenta [de] que esta raza ciega cavó su propia tumba».
Entonces, ¿qué hacer? La propuesta de Laguna Pai no vacila. Además de la naturaleza, el amor, la música y sus ritmos, la esperanza, la tranquilidad y la conciencia han de convertirse en las luces que guíen nuestro tránsito por la existencia: «Hay que sonreír/ hay que amar de verdad/ que en estos tiempos/ el amor es la revolución». Ese es su mensaje.
Pero nada de lo mencionado hasta ahora sería posible de no ser por el extraordinario trabajo instrumental realizado por los integrantes de la banda. La atmósfera mística creada por los coros, el piano y los sintetizadores; las enérgicas líneas marcadas por el bajo; el dinamismo de la batería; y los sensatos riffs y solos de la guitarra principal, potencian la ya de por sí valiosa propuesta lírica de “Eterno”. A la vez, la participación de Herbert Quinteros en los vientos enriquece ampliamente al disco e invita a pensar en la posibilidad de una especie de reggae andino. Habrá que ver qué depara el tiempo.
Para cerrar este texto quiero volver a la afirmación que hice al inicio. Efectivamente, la música puede ser peligrosa. O nos sana, o nos enferma. O nos salva, o nos destruye. Todo depende de quien tenga el micrófono entre sus manos. La música de Laguna Pai, como he tratado de demostrar aquí, forma parte del primer grupo. Su novedoso mensaje promueve la conciencia, la reflexión y la espiritualidad, elementos todos necesarios en tiempos tan difíciles como los que nos ha tocado vivir.
Ojalá esta sea la bienvenida a su poderosa propuesta musical.